Un nuevo espacio dedicado a la profundización del ser, pues sólo tomando conciencia de lo que somos, de lo que nos rodea, de lo que nos afecta, nos motiva e interesa, es como podemos desarrollarnos y emprender el camino que nos conduzca a la realización personal.

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martes, 6 de octubre de 2015

Lo que practicas, ¿te hace mejor persona?

Muchas veces, realizamos prácticas por lo que se supone que van a resultar convenientes, pero no necesariamente nos adentramos en la profundidad de lo que dichas prácticas pueden conseguir de nosotros: que seamos verdaderamente mejores personas y no sólo buenos practicantes. Puede que dicho así, uno no acabe de entender lo que este artículo sugiere, así que vayamos a algún ejemplo para clarificar el mensaje.


Existen diferentes prácticas ascéticas que se siguen por diferentes motivos; unas por convicción, pero otras por obligación, por purificación, por modas, etc. Así, una de esas prácticas puede ser el ayuno. Indudablemente un ayuno comedido puede aportar un gran bienestar pues ayuda a purificar el cuerpo, así como a conseguir ir disciplinándolo paulatinamente. Pero también es verdad que, dependiendo de las verdaderas motivaciones, así como del carácter de quien lo practica, puede generar estados nada recomendables. Por una parte, la persona que ayuna, puede sentirse por ello superior a quien no lo hace, y desarrollar un cierto orgullo o vanidad que no se correspondería con la pureza de conciencia que se desea alcanzar. Asimismo, quien ayuna puede hacerlo de manera tan inflexible que, además de dañar su cuerpo, dañe los sentimientos de quienes con la mejor de las voluntades ese día le invitan a alguna celebración de importancia como puede ser una boda o un nacimiento. Incluso puede suceder que el practicante de este ayuno lo haga porque cree que es su deber, pero dentro de sí, tal práctica le genera un cierto odio y enfado por la situación a la que se ve obligado dirigirse. Y entonces, teniendo en cuenta estas formas de ayunar que parecen no del todo beneficiosas, habría que preguntarse ¿hacen mejor a la persona que las realiza o fomentan estados de soberbia, ira, enojo, autoflagelación... etc.?

El ejemplo elegido se puede traladar a cualquier actividad: la práctica de deportes, la pertenencia a diversas ong's, y un largo etcétera. Actividades todas ellas útiles, por supuesto, pero ¿contribuyen a hacer a cada uno una mejor persona o quizá sea al contrario? Con esto no quiero decir en absoluto que ayunar, practicar deporte o pertenecer a asociaciones benéficas sea algo malo, ni mucho menos; lo que digo es que hay que valorar y analizar el por qué una persona determinada se anima a practicarlas, y si como resultado de las mismas uno se va haciendo una mejor o una peor persona. 

No nos engañemos, hacer una mortificación puede resultar útil por diversas circunstancias pero también puede añadir vanidad a la vida personal de quien se mortifica. Contribuir con cualquier tipo de actividad hecha por tradición o porque alguien asegura ser beneficiosa no siempre genera los mismos resultados en todas las personas. Cualquier práctica debe ser valorada de acuerdo a los resultados que se logran con ella, y no unos resultados meramente utilitarios sino éticos.

Ya vemos que en muchos casos uno puede asegurar que determinadas acciones nos resultan útiles, pero vuelvo a lanzar la misma pregunta: ¿nos hacen mejores personas? Porque si sólo atendemos a la utilidad, alguien podría decir que robar un producto le resulta útil pues le beneficia aparentemente de dos maneras: obteniendo el producto y no perdiendo dinero con el mismo. Pero, ¿eso le hace mejor persona? Ya sé que acabo de poner un ejemplo que de entrada se ve ya como negativo, pero aplícalo a cualquier práctica por muy positiva que sea, y valora si realmente contribuye a tu engrandecimiento profundo como persona o sólo al exterior.

Por tanto, a modo de resumen, creo que ante cualquier práctica que afrontemos, debemos fomentar aquellas que nos hacen mejores y descartar las que simplemente no lo consiguen. Si te hace mejor persona practicar yoga, sigue haciéndolo; si te hace mejor persona, rezar un rosario, sigue haciéndolo; si te hace mejor persona, visitar a los ancianos que están solos, foméntalo; si te hace mejor persona correr por el parque, continúa con ello. No se trata simplemente de hacer lo que te gusta o lo que te disgusta pero que es necesario; se trata de hacerlo porque te engrandece como persona y así cada uno contribuye a engrandecer a todo el género humano. Gandhi en los tiempos en que actuó como enfermero, aconsejaba que quienes no tenían vocación para ello que no se acercaran a esta tarea por considerar que era una obligación que debían cumplir, ya que al no estar profundamente cualificados en su interior, su incompetencia resultaba altamente perjudicial para todos. Claro, otra cosa es que uno se vea en la obligación de hacerlo porque es el único disponible, pero no estamos hablando de eso. De lo que hablamos es de ampliar nuestros intereses y no sólo valorarlos por su aparente utilidad material o externa sino por su verdadera capacidad de transformarnos y engrandecernos en lo que verdaderamente vale la pena: nuestro ser más profundo.

4 comentarios:

  1. Pienso que, flexibilidad, moderación y respeto son tres conceptos que debemos tener en cuenta cuando realizamos alguna práctica como las que tú nos expones.
    Un abrazo!
    Júlia

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  2. Flexibilidad, moderación y respeto... Me gusta lo que dices. Gracias por tus comentarios siempre tan ilustrativos.
    Besos

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  3. A veces las personas confunden el verdadero significado de ser "buena persona" y quizas por eso solo se enfocan en el rito, o la actividad antes de lo profundo de su razon de ser....da para reflexionar.
    Besos, feliz fin de semanaaa!!!

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  4. Muy buena matización, Patricia. Dulcemente explicada y muy aguda a la vez. Gracias por hacerme reflexionar también.
    Besos

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