Un nuevo espacio dedicado a la profundización del ser, pues sólo tomando conciencia de lo que somos, de lo que nos rodea, de lo que nos afecta, nos motiva e interesa, es como podemos desarrollarnos y emprender el camino que nos conduzca a la realización personal.

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miércoles, 25 de febrero de 2015

Entrenamiento mental

Nuestra sociedad occidental aboga fuertemente por el entrenamiento físico como una forma de mantener y desarrollar la salud; y yo no voy a contradecir la buena práctica en este sentido, ni mucho menos; lo que sí me gustaría apuntar es que una parte importante de nuestro cuerpo está regida por aquello que denominamos mente y que parece funcionar entre otras cosas a través del cerebro, así que... ¿por qué no nos ponemos también a entrenar la mente?

Bien, antes de seguir vamos a ver si conseguimos hacer una cierta distinción. Por una parte está el cerebro, ese gran desconocido que se inserta dentro de nuestro craneo y del que parece ser que utilizamos una pequeñísima parte de todo su potencial. Digamos que el cerebro es el órgano físico cuyo cometido es poner en práctica las directrices de una función mucho más grande: la mente. ¿Y qué es la mente? Pues parece que hay varias teorías, pero la mente, utilizando el cerebro, permite la función de pensar, por ejemplo. Creo que además de la mente, el ser humano cuenta con algo más profundo o superior que podríamos llamar espíritu, y así me gusta hablar de al menos tres niveles conectados con el pensamiento que estarían formados por el cerebro, la mente y el espíritu.

Para no distanciarnos demasiado de la temática de este artículo, vamos con el desarrollo mental y por tanto con su entrenamiento.

Como  decía en un artículo anterior, parece darse por hecho que la mente, puesto que se nace con ella, no hace falta entrenarla y que se desarrolla sola. Pero como ya habíamos visto, también nacemos con músculos y sin embargo muchos invierten grandes cantidades de tiempo en la tarea de desarrollarlos; es decir, el hecho de nacer con algo no significa que no podamos entrenarlo para un mejor desarrollo e incluso más, para un menor deterioro.

Es verdad también que hoy en día con los nuevos sistemas tecnológicos se practica una forma singular de entrenamiento cerebral con juegos enfocados en su mayoría hacia la lógica; juegos muy instructivos e ingeniosos que por cierto me gusta realizar. Sin embargo, aquí lo que intento hacer es señalar la importancia de un entrenamiento que más que a la habilidad se dirija al centro más profundo de la consciencia.

Antes de seguir me gustaría apuntar sobre la cierta diferencia que existe entre la palabra consciencia y el término conciencia. En realidad casi se puede decir que ambos términos significan lo mismo, y de hecho los intercambiamos muchas veces en el uso habitual; sin embargo sí creo que existe una sutil diferencia. Cuando hablamos de consciencia hablamos de percatarnos de nuestra realidad así como de la del entorno que nos rodea; pero cuando hablamos de conciencia, añadimos un matiz que se relaciona con la ética; es decir, con lo que uno siente que está bien o que está mal. Y aclarado este punto, prosigamos.

Como digo, la mente hay que entrenarla y para ello se hace imprescindible desarrollar la atención. Porque aunque creamos que ponemos gran atención a todo lo que hacemos, frecuentemente esto no es así, ya sea por actuar de forma rutinaria como si hubiéramos conectado el piloto automático que nos inhibe de cualquier actuación consciente, ya sea por tener dispersa la mente pensando en mil cosas que deberíamos decir o hacer mientras estamos diciendo, escuchando o haciendo justo otras diferentes. Como ejemplo de la actuación rutinaria via "piloto automático" puedo contar una anecdota que protagonicé cuando era estudiante de secundaria. Recuerdo que normalmente cuando llegaba a la casa de mis padres tras mis horas lectivas en el instituto acostumbraba a dejar sobre la mesa rectangular de una de las habitaciones los libros que traía; pero un día me llamó la atención el estrépito que oí tras dejar los libros; sorprendida miré hacia atrás y vi los libros caídos en el suelo, ¿por que se habían caído de aquella manera?; la respuesta, tras poner un poquito más de atención, fue clara y patente: mis padres habían comprado otra mesa, en esta ocasión redonda y por supuesto no contaba ya con aquella esquina donde yo solía dejarlos descuidadamente. Como queda claramente explicado esto es un ejemplo de una grandísima falta de atención, que aunque digamos que puede ser algo exagerado, lo cierto es que caemos en este tipo de despistes por no poner la atención debida. Otro ejemplo lo tenemos en los casos en que además de no habernos enfocado en lo que está sucediendo, añadimos una parte importante de imaginación; y entonces sucede aquello que dice el marido en plan tierno el día del aniversario: "Sí, querida, recuerdo cuando nos conocimos y el vestido verde que llevabas"; y la mujer entonces responde: "¿Vestido verde? ¡Pero si llevaba pantones rojos!" Seguro que ahí más de uno se sentirá identificado. Y ya no digamos las distintas descripiciones de testigos de acontecimientos policiales; entonces, casi parecería hacerse realidad el dicho de "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".

Por otra parte, en la atención se da una circunstancia muy importante: solemos ver aquello que deseamos ver. Sí, a quien le gustan las flores, mientras pasea centra su atención en los ornamentos florales y le pasan desapercibidos los perros que pasean sus dueños, y viceversa. De esta manera nuestra mirada más de una vez queda desfigurada por algo tan importante como nuestro estado de ánimo; cuando uno está contento, la calle es preciosa; cuando está triste y desanimado, esa misma calle resulta un monstruo de fealdad. ¿Dónde está la realidad? ¿No sería preferible deshacerse de esos "prejuicios internos" y adentrarse en la realidad más objetiva?



Entrenar la mente, acostumbrarse a hacerse consciente de lo que sucede, emplear un tiempo a sencillamente sentarse y experimentar la realidad que nos rodea, mirándola, escuchándola, sintiéndola, es un maravilloso inicio.


jueves, 12 de febrero de 2015

Consultando sobre el don particular en la actualidad

Me gustaría ofrecer algún ejemplo de qué podría ofrecernos una consulta con las cartas para centrarse en esa característica especial que podría tener alguien en un momento determinado y cómo encaminarla para obtener el máximo partido, o bien para hacer reflexionar al consultante sobre qué base está situándose y si debería o no proseguir con ella. Aquí no se pretende nunca decidir por el consultante sino sencillamente hacerle pensar y ver hasta qué pundo podría o no estar equivocado.

El esquema de esta tirada está extaído del libro de María del Mar Tort y Casals, titulado Manual de Interpretación del Tarot, y es el siguiente:


Veamos un ejemplo:


Para esta consulta empleé las cartas del Tarot Zen de Osho. Y ésta sería de manera abreviada mi interpretación:

A mi modo de ver, nos estaría hablando de una persona que tiene la capacidad de hacer muchas cosas a la vez y que se basa en el constante hacer para de alguna manera justificar su propio valor. Si bien esto puede ser una gran cualidad, no hay que olvidar los problemas que podría generar si uno se deja arrastrar por el constante hacer y el poco meditar: el estrés. Por tanto vemos tanto una virtud como un posible defecto. A esta cualidad hay que añadir una tendencia un tanto soñadora de la persona sobre la que se consulta. Nuevamente tenemos una característica que puede ser beneficiosa pues los sueños pueden dar alas para conquistar gracias a su impulso un terreno sólido, pero también pueden resultar perjudiciales si la persona no aplica también una dosis de realismo.

Parece que la capacidad de hacer tantas cosas a la vez, y dedicarse a múltiples tareas se ha originado como una cierta huída de la tristeza y al aislamiento en el que probablemente se ha sentido muchas veces. Haciendo multitud de tareas aleja de sí ese sentimiento de tremenda soledad. 

Un inicio para dar una vía más adecuada a la capacidad de realizar múltiples tareas es partir de cero; dejarse invadir por la vida misma y por la que ésta vaya presentando al consultante, sin que éste ponga demasiadas exigencias, sino que sencillamente ponga su confianza y su buen deseo de buen hacer. Es muy probable que los sueños del consultante y su corazón roto le hayan hecho darle demasiadas vueltas a la cabeza con lo cual puede irse embarullando dada su tendencia a la diversidad y a la acumulación de tareas en vez de dejarse llevar por lo que la vida le vaya planteando sin prejuicios, sino dejando que el tablero se vaya desplegando poco a poco. Porque aunque el consultante crea que está solo en el mundo, lo cierto es que no es así, sino que tiene un entorno favorable y que confía y cree en él, y así debería verlo en vez de albergar sentimientos tristes que vienen del pasado y que le hacen no creer en las buenas intenciones de quienes le rodean.

Nuestro consultante tiene un recurso que si lo pusiera en práctica le solucionaría muchos de sus problemas: la capacidad de unir la mente y el corazón. En vez de centrarse tanto en su lado emocional lo que le lleva a pasiones excesivas tanto para lo bueno como para lo malo, podría armonizar lo que le dice la razón y la emoción, y no prometer más de lo que puede hacer, ni dejarse arrastrar por emociones mal encauzadas.

Los obstáculos con los que podría encontrarse vienen dados por los condicionamientos a los que probablemente otros le han sometido, pero también a los que él mismo se ajusta. Tiene dentro de sí demasiados prejuicios que le estancan en su actual situación en vez de liberarse de ellos. Cuando sea consciente de esos condicionamientos podrá desplegar sus verdaderas alas y no aquellas que se ha ido autoimponiendo.

Precisamente por haber conocido de primera mano el fuerte dolor emocional, nuestro consultante parece muy capacitado para ayudar a quienes comparten esas experiencias pues comprende muy bien el dolor ajeno, y ayudando a los demás a superar ese dolor bien pudiera conseguir alzarse del suyo propio.

El consejo que le dan es que puesto que es muy dado a emprender demasiadas actividades a la vez, con el consiguiente riesgo de hacerlas no del todo bien por no poder dedicarles el tiempo y espacio neceario, debería realizar sus tareas con mucha más lentitud y precisión, sabiendo que en el hecho de ponerse a hacerlas sin apresuramiento pero con cuidado y cariño, ya está realizando una gran tarea.

Y ahora veamos un segundo ejemplo para ahondar más en esta tirada.

Para esta consulta utilicé el Tarot El poder de los Arcángeles de Doreen Virtue y y Radleigh Valentine.

La consultante parece ser una persona con una capacidad para ofrecer amor, cariño y ayuda de una manera jovial, alegre y desinteresada, en cualquier campo que elija. Además, por lo que nos dice la segunda carta, es una persona con gran capacidad para trabajar en conjunto y aportar conocimientos con una base muy firme que permiten el éxito y la estabilidad. El origen de ese don o capacidad que tiene parece hallarse en su confianza en cualquier camino que emprenda. Parece una persona aguerrida que acepta los nuevos retos sin sopesarlos demasiado, sino bastándole los pocos conocimientos previos que tenga y fundamentalmente su profunda fe en que está protegida y podrá alcanzar el éxito. Eso sí, para poner en funcionamiento sus capacidades le resulta conveniente asociarse con alguien; o más que asociarse, sentirse animada e impulsada por alguien que la motive y que no le ponga impedimentos; algo que a veces puede que le cueste pues curiosamente, a pesar de ser tan confiada y capaz, en su entorno existe demasiada indecisión provocada por los bloqueos de los que piensan mucho pero no acaban de tomar posturas que lleven a acciones claras. Pero nuestra consultante cuenta con un gran recurso para atajar los problemas que puede traerle el influjo de su entorno, y es su enorme capacidad analítica y decisoria; es alguien que no tiene problemas para analizar las situaciones y tomar decisiones una vez realizado ese análisis certero y no de los que no llevan a ninguna parte; sabe pensar, analizar y ponerse en acción. 

En cuanto a los obstáculos con los que se encuentra pueden venir por cambios bruscos que puedan darse porque así debe de ser y por tanto nuestra consultante tiene que aprender a reajustarse a las nuevas situaciones por mucho que haya ideado soluciones y acciones con anterioridad; algo para lo que parece muy capacitada. 

A la vista de todas las cartas y en especial la que ocupa el puesto número 8, nuestra consultante está muy capacitada para ofrecer ayuda y buenos consejos a quienes vengan a pedírselos. Se trata de una persona sensible que sabe entender y acoger a los demás. Y el consejo que le dan es que puesto que tiene esa enorme capacidad para la decisión, para la ayuda y para la empatía, tiene que aprender a sobrellevar las desilusiones cuando, por ejemplo, aquellos a los que ayuda, no sepan entenderla e incluso se vuelvan contra ella, o bien cuando a pesar de haber realizado un fuerte esfuerzo para solucionar situaciones, los giros de la vida la lleven a tener que aceptar posibles desilusiones o fracasos.

Espero que estos dos ejemplos os puedan servir para entender el Tarot de una manera más abstracta pero llena de posibilidades para el propio desarrollo personal a partir de meditar sobre los apuntes que nos van haciendo y que tanto pueden ayudarnos a ahondar en nosotros mismos y en nuestro entorno para seguir creciendo.


domingo, 8 de febrero de 2015

Consultando el Tarot, un hermoso regalo

Como preámbulo del siguiente artículo "Cartas y Psicología", no me puedo resistir a publicar este regalo que me ha hecho mi gran amiga Júlia García, creadora del blog "Unas horas de luz". ¡Gracias Júlia, por tu lindo detalle y tu constante apoyo!





viernes, 6 de febrero de 2015

Cartas y Psicología

Hace ya catorce años (¡cómo pasa el tiempo!) inicié un camino que me llevaría entre otras muchísimas cosas al conocimiento del  Tarot. Es verdad que previamente había hecho mis escarceos en este mundo, pero tan sólo de manera pasiva; buscando consejo y orientación en personas que parecían saber manejarlo y así poder aclarar mis dudas. Es verdad que encontré de todo, pero aquellas cartas diversas, en manos de diferentes personas, parecían tener una propia voz que me intrigó. Aún así, nunca se me ocurrió pensar que yo algún día experimentaría en primera persona ese mundo tan singular. Sin embargo, y a pesar de mi aparente falta de interés en aprender algo sobre Tarot, el caso es que un día las cartas irrumpieron con fuerza en mi vida, y tras algún momento de crisis en que las abandoné durante un cierto tiempo ante el respeto que me inspiraban, el caso es que casi de inmediato volví a darles un uso que cada vez me ha ido abriendo más y más interesantes vías. Y una de esas vías es la que aquí me gustaría abordar y que parece desconocerse bastante o incluso no dársele el debido valor que merece.

En el mundo de la psicología se utiliza muchas veces el recurso de la, llamémosle, asociación de ideas. Muchas veces, pueden detectarse variadas problemáticas a partir de lo que unas imágnes o unas palabras sugieren a la persona que pretende desentrañar aquello que tanto daño parece estarle haciendo.  Incluso se utilizan diversas cartas para generar estas asociaciones en los clientes, pues las cartas muestran diseños que pueden despertar asuntos escondidos en el llamado subconsciente.


A mí, que no soy psicóloga, me gusta además hacer un uso de las cartas para adentrarme en lo que la persona debe de saber, en lo que puede estar obrando en su contra o lo que podría potenciar para su propio desarrollo. Es decir, me gusta que las cartas, una vez extendidas sobre la mesa, hablen a la persona para ayudarla, para obtener de ellas el máximo potencial, y, sobre todo, para llevarlas a tomar conciencia de lo que viven o podrían vivir si tomaran conciencia

A veces, es verdad, cuesta mucho aceptar lo que "quienes hablan a tráves de las cartas" nos están sugiriendo, pero he ido aprendiendo a, pasado el posible enfado, volver a escuchar lo que me decían y  entonces es cuando me doy cuenta de que mi enfado estaba totalmente injustificado porque ni era tan atroz lo que me decían ni tan negativa su forma de decirlo, sino que más bien la negatividad estaba en mi manera de escucharlo.

Con las cartas se puede obtener una valoración y unos consejos que resultan muy apropiados para tenerlos en cuenta. No se trata de dejarse manipular por lo que nos puedan sugerir su presencia y diferentes combinaciones, sino de escuchar, valorar y meditar para, de forma totalmente libre y consciente, tomar cada uno las decisiones que estime más oportunas. A mí me gusta decir que esas consultas con las cartas son encuentros con consejeros con los que tenemos el privilegio de contar.

Es verdad que una cosa son las cartas y "quienes hablan a través de ellas", y otra muy distinta los traductores de las mismas; es decir, "los tarotistas", que puesto que somos meros seres humanos podemos no acertar o saber entender lo que las mismas nos están diciendo pero, aún aceptando los posibles errores de traducción, la inspiración que puede venir a través de este medio bien merece la pena. A mí, desde luego, siempre me la ha merecido.